2009-02-16

Antes que un Cadáver

la luz de tus pupilas ya no existe,
tu maquina vital descansa inerte,
y a cumplir con su objeto se resiste.


La tumba es el final de la jornada,
por que en la tumba es donde queda muerta
la llama de nuestro espiritu encerrada.

Alli acaban la fuerza y el talento,
alli acaban los goces y los males,
alli acaban la fe y el sentimiento.

La túmba sólo guarda un esqueleto,
más la vida en su bóveda mortuoria,
prosigue alimentandose en secreto.

Que al fin de esta existencia transitoria
a la que tanto nuestro afán se adhiere,
la materia inmortal como la gloria,
cambia de forma; pero nunca muere.

Manuel Acuña (1849-1873)

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